sábado, 30 de agosto de 2008

Demon Days



El sol brillaba en lo alto del cielo, colándose los rayos del mismo en la habitación a través de los pequeños huecos de la persiana que la noche anterior había cerrado mal. Un nuevo día llegaba, y las cosas no parecían ir a mejor. La rutina no ayudaba. Estaba harta. No se trataba de un capricho de un momento, no se trataba de una de esas típicas rabietas de las que pecan las personas que en realidad tienen todo, pero no son conscientes. El mundo, tal y como lo conocía, se desmoronaba, y nadie parecía darse cuenta.




[You see, without the Truth of the Eyes, the Happyfolk were blind]

domingo, 17 de agosto de 2008

If I could reach the sky...

Vivo a base de ilusiones irreales, de sueños que no quiero cumplir, de utopías imposibles. Parece absurdo, pero no lo es. Me gusta lo inalcanzable. Hay veces que incluso me da la sensación de que no podría vivir con una base diferente.

No siempre, claro. No se puede vivir el día a día en una utopía. Pero, de alguna forma, me encanta dedicarle parte de mi tiempo a pensar en proyectos que sé que jamás se llevarán a cabo, en situaciones que jamás sucederán, en momentos que nunca viviré.


Es posible que sea debido a que a veces la realidad me asusta. No me gusta mirar a mi alrededor y darme cuenta de que la vida no es como me la imagino. De que la gente no es como es en mi idealizada mente.

Es entonces cuando hago tonterías. Cosas de las que sé que me puedo arrepentir, pero que aún así hago: porque prefiero arrepentirme a tener la incertidumbre. No siempre me he equivocado. Y ese porcentaje es el que me mantiene en pie. El que me hace seguir haciendo esas absurdas tonterías que todo el mundo me dice que no debo hacer.


Cosas que pasan... soy así de estúpida :P



["Your words were like a dream... But dreams can never fool me, not that easily"]

domingo, 10 de agosto de 2008

Fantasmas

Están en todos lados, en todos los recuerdos no nacidos, y en todos los momentos vividos. Te siguen, caminan a tu lado cuando tú caminas, y se detienen cuando decides frenarte. Te susurran al oído, te gritan en silencio.

Son los fantasmas de la memoria, y hay uno para cada vivencia. Pero no siempre te percatas de su presencia. Sólo... sólo a veces.

Y es en ese momento en el que desearías que no existieran, que no trajeran a tu mente todo lo que aquello te recuerda. Casi te parece rememorar hasta el lugar, el sonido, los olores. Y lo intentas quitar de tu mente, pero los fantasmas persisten, insisten, y no se rinden nunca.

Por eso hay que aprender a vivir con ellos. Quizá con el tiempo se vuelvan más benévolos.

Además, como leí en una ocasión no recuerdo dónde, ya se sabe: los fantasmas de las cosas que no sucedieron son peores que los fantasmas de las cosas que sucedieron.


That's right.