domingo, 31 de mayo de 2009

Necesidad

No se trata de la calidad.


Un blog es una plataforma interesante. Siempre me ha gustado compartir las cosas que escribo. No me gusta guardarme todo para mí, porque de las críticas es de lo que de verdad se aprende. No sé si a lo largo de los años he mejorado, tampoco sé si ahora mismo estoy estancada en mi límite. No consigo atisbar ninguna pista acerca de lo que haré al respecto en un futuro.

Me gustan mucho los blogs, y al mío, por suerte, le he cogido mucho cariño. Es poca gente la que me lee, y menos la que me comenta. Pero es mi blog, mi pequeño, y aunque no lo siga nadie, continúa siendo una de mis vías de escape.

Como ya dije en otra ocasión, se trata de una necesidad. Una necesidad tan primaria como respirar, dormir o comer. Escribir me transforma. Me hace sentir bien conmigo misma. Me desahoga. Me calma.

Aunque a nadie de este mundo le interesara cuanto pueda salir de mi bolígrafo, yo seguiría escribiendo. Aunque un día me levante, lea todos mis textos y no se me ocurra en qué momento se me pudo ocurrir que son "bonitos", seguiría escribiendo.


Lo necesito. No hay más misterio.

martes, 26 de mayo de 2009

Noticias

En un principio no iba a tener que pensar en ello hasta dentro de cinco meses. Por eso podía pensar en ello con tranquilidad, sin agobios.


Pero de repente, cabe la posibilidad de que ya esté aquí.



Y de pronto creo que, aunque no sea nada que deba temer, tengo miedo.

viernes, 22 de mayo de 2009

Tres-de-la-mañana


Las tres-de-la-mañana son la peor hora para todo.


Me lo contó por primera vez Emily de la Luna Nueva, a través de las palabras escritas por Lucy Maid Montgomery. Nunca había tenido unas tres-de-la-mañana, por lo que sólo pude llegar a atisbar lo que aquello podía llegar a ser. Hice como que me lo creía, pues el concepto me parecía interesante.

Pero perdí todo el interés cuando llegaron de verdad. Las tres-de-la-mañana es la hora en la que reflexionas, pero en la que no eres capaz de ver lo positivo, en la que crees que todo saldrá mal, en la que te planteas que nada volverá a ser nunca lo mismo, en la que piensas en todo lo que has hecho mal, en la que recuerdas con nostalgia todos aquellos días en los que las tres-de-la-mañana te encontraron durmiendo plácidamente.

Hay veces que las tres-de-la-mañana te dicen que nunca llegarás a ser aquello que quieres ser en la vida. Hay veces que las tres-de-la-mañana te aseguran que si tu mundo se tambalea es única y exclusivamente por tu culpa. En otras ocasiones, las peores, supongo, las tres-de-la-mañana sencillamente te hacen sentir la persona más sola del mundo, sin explicaciones.

En algunas tres-de-la-mañana está permitido escribir. Sacar de dentro todo lo que te agita. Pero las noches de las tres-de-la-mañana están llenas de demonios. Las tres-de-la-mañana, es, a veces el único momento del día en el que escribir no sirve de desahogo.


Entonces te vas a dormir. Mañana será otro día, dices.


Lo malo es cuando te despiertas. Y siguen siendo las tres-de-la-mañana. Y un nuevo día vuelve a empezar.


Y es que todos los días tienen unas tres-de-la-mañana. Sólo espero poder volverlo a olvidar.

miércoles, 20 de mayo de 2009

Robótica

.

“La robótica ha avanzado a pasos agigantados en la última época”
, había afirmado el en uno de sus artículos más afamados. “En un principio se originó un gran debate, cuando los primeros robots de ayuda doméstica fueron construídos. A medida que se fueron introduciendo en el mundo de la industria, el debate fue mucho mayor. ¿Disminuiría o aumentaría el nivel de vida? ¿Cómo nos afectaría la eliminación de tantos puestos de trabajo? La respuesta surgió de modo natural. La robótica se convirtió en una nueva gran industria, en el campo de investigación más demandado. Quizá se trata de una paradoja, pero los fundamentos de la robótica son puramente humanos. La creación, producción y mantenimiento de los robots se lleva a cabo única y exclusivamente por los humanos. Un robot puede realizar tareas de limpieza, tareas de ensamblaje. Pero un robot no puede crear.”