lunes, 26 de enero de 2009

Lluvia

Caminaba cabizbaja camino a casa como tantos otros días. Llovía, y la lluvia se escurría por su pelo, mojando su nuca, dejando en su espalda una incómoda sensación de humedad que, a pesar de todo, le gustaba. Notaba las gotas deslizarse por su rostro, sin olvidar la eterna colgante de la punta de la nariz. Calada hasta los huesos, pero no le importaba. Le gustaba la lluvia, pues le parecía que ésta era la que mejor expresaba su estado de ánimo.

Deseaba gritar, pero sin saber muy bien lo qué. Llamar la atención, de todas formas, no era lo suyo, por lo que dejaba que esos negros nubarrones que pintaban el cielo de oscuridad hablaran por ella, gritaran por ella. No llevaba paraguas, ¿para qué? Un trozo de tela no iba a guarecerle de la tempestad de su alma, por lo que poco le importaba el estar empapada ya de arriba a abajo.

Y la lluvia persistía, gota a gota. El cielo parecía querer descargarse de todas las malas emociones, de todos los patéticos pensamientos, de todas las palabras vacías, de todos los vanos sentimientos.

Alzó la vista, y sus ojos sólo alcanzaron a ver la negrura. "Acaso la esperanza partió, y no me queda más que los restos de lo que ayer fue un sueño". Lloraba, y sus lágrimas se confundían con las gotas que surcaban su rostro. Nadie estaba allí para consolarla, para susurrarle palabras conciliadoras al oído. Sólo la lluvia hacía acto de presencia, enturbiando cada vez más el alma que allí se había detenido.

La lluvia... que retumbaba tanto que le impedía oír los latidos de su propio corazón...

Nadie la volvió a ver. Dicen que en los días de lluvia todavía se la escucha llorar...



[29/09/06]

3 comentarios:

Galliard dijo...

Sin duda, la lluvia es el mejor acompañante en muchas ocasiones, pero pese a todo lo bueno que conlleva... Tambien tiene su parte mala... :P

Anónimo dijo...

Probablemente esa parte negativa esté relacionada con el hecho de que nada hay, según mucha gente, más nostálgico que la lluvia.

Nucky dijo...

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